Un ejemplo de la historia viva del pueblo es la tradicional matanza que se celebra desde hace décadas a finales de diciembre, coincidiendo con el día de los Santos Inocentes. En esta fiesta mayores y pequeños participan en la preparación de la carne que años atrás suponía el sustento de las familias.
Hoy se reconoce la labor de los vecinos que cada año ponen toda su experiencia en esta celebración; los hombres matan y destazan el cerdo y las mujeres se encargan de hacer el calducho, las almorzaderas y dejar listos los ingredientes para el día siguiente, cuando se preparaban bocadillos para todo el pueblo.
Si hay una celebración que une a todo el municipio es, sin duda, la degustación del medio millar de raciones de arroz cocinado al aire libre
A mediados de mayo, rinden homenaje a San Isidro con una emotiva misa tras la cual es llevado en andas por los vecinos para que sea testigo de la música y las jotas que le dedican con orgullo los habitantes de la localidad. Una comida de hermandad a cuenta de los agricultores en el salón del Ayuntamiento remata un día de gran ambiente y especial significado para ellos.
Fuente: El Norte de Castilla
